Fumando en mi cuarto a solas

van pasando las horas

recordando aquella boca.

Yo besé a una diosa.

Pobre mortal que conoció el paraíso

en un pequeño piso

a las afueras de la ciudad.

Conocí a libertad,

el placer y el amor.

Después me quedé sin nada;

destrozado el corazón;

loco y desquiciado,

mendigando un nuevo amor,

alguien que me suba al cielo

para volar sin motor.

Mientras tanto fumo y muero

en una triste habitación,

soñando con los recuerdos,

llorando con cada canción.

Deja una respuesta

Por favor, inicia sesión con uno de estos métodos para publicar tu comentario:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Imagen de Twitter

Estás comentando usando tu cuenta de Twitter. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s