Fumando en mi cuarto a solas

van pasando las horas

recordando aquella boca.

Yo besé a una diosa.

Pobre mortal que conoció el paraíso

en un pequeño piso

a las afueras de la ciudad.

Conocí a libertad,

el placer y el amor.

Después me quedé sin nada;

destrozado el corazón;

loco y desquiciado,

mendigando un nuevo amor,

alguien que me suba al cielo

para volar sin motor.

Mientras tanto fumo y muero

en una triste habitación,

soñando con los recuerdos,

llorando con cada canción.

Necesito escapar,

huir de la realidad,

salir de este mundo,

vivir al segundo,

embriagarme en excesos,

saborear tus besos,

beber mil cervezas

hasta explotar la cabeza,

volar sin motor,

olvidar el dolor,

olvidar lo perdido,

aprender de lo vivido,

enfrentarme a mis miedos,

tan sólo complejos,

volver a ser niño,

que me llamen cariño,

acariciar un cuerpo de mujer,

no hacerlo es muy cruel .

Necesito perderme

para volver a encontrarme,

cómo necesité perderte

para nunca olvidarte.

Estoy aburrido y cansado,

tanta soledad me ha desquiciado.

Ya no quiero estar acompañado,

sólo quiero estar fumado,

con eso sé que no hago daño.

Qué puede hacer quien vive encerrado?

Atisvos de libertad entre calada y calada.

Paz para todos mis tráumas.

Otros matan, pegan, violan…

yo encuentro paz en mis drogas

Sé que no lo entiendes ahora

pero quizás lo hagas mañana

cuándo vivas tu mayor desgracia

y véas que nadie te acompaña,

que los que llamabas amigos, escapan.

Qué nadie piensa en tu dolor,.

Tampoco es que sea raro,

ellos quieren para sí lo mejor,

pero cuando te llaman hermano

creés que alguien tenderá su mano

cómo lo hacias tú con ellos.

No le deseo a nadie la soledad,

sólo quiero que la entiendan

y que sepan qué para mí, hoy, es libertad.

Intentaron volverme loco

y sólo me hicieron mas fuerte.

Los que están hoy a mi lado son pocos

pero no tememos a la muerte.

Somos los hijos de los nadie

pero no existe quien nos calle,

no hay quién rompa nuestros sueños,

ni los grandes, ni los pequeños.

Si te avergüenzas de mí, ahora,

no vengas cuando tenga riquezas,

pues cuando llegue la hora

dejaré atras esta pereza

que me da enfrentarme al mundo

y seré el más rico vagabundo.