Ratas de laboratorio
a las que le cambian las entrañas
manteniendo el envoltorio.
Redes de araña
que son recordatorio
de tanta mala saña.

Una mente brilló.
Un corazón se apagó.
Un alma se perdió.
Y entre tanta miseria un niño
mendigo de cariño
al que castigo y riño
por no crecer como el resto.
Por ser siempre honesto
en un mundo que detesto.

La piel ya oxidada
y una mente corrompida,
un cuento de hadas,
una partida perdida…
Todas las guerras ganadas
pero tan mortal herida…
Un ángel a su lado caminaba,
mientras otros, su vida consumían.
Y detrás de una mirada,
todas sus vidas perseguía…

Deja una respuesta

Por favor, inicia sesión con uno de estos métodos para publicar tu comentario:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s