¡Me vais a comer todos el troncho!
Le dije mirando fijamente a mi tío Moncho.
Y con coraje y arrogancia
me fui de aquella estancia
pensando para mí
«Quizás no he sido muy sutil».
Pero dije lo que pensaba
y así mi alma liberaba
torrentes de agonías,
que poco a poco, día a día
han ido corroiendo mi mente
hasta llegar a este presente,
al que ya nunca temo.
En dónde no conozco el miedo.

Deja una respuesta

Por favor, inicia sesión con uno de estos métodos para publicar tu comentario:

Logo de WordPress.com

Estás comentando usando tu cuenta de WordPress.com. Salir /  Cambiar )

Foto de Facebook

Estás comentando usando tu cuenta de Facebook. Salir /  Cambiar )

Conectando a %s