El sonido de la lluvia en la ventana,
el primer cigarro del día,
y el café de la mañana.
Suena a lo lejos una sinfonía,
y viene, a mi mente, tu rostro.
Ya, desde una enorme lejanía,
mis dolores, ante ti, postro
No sé qué sucederá mañana
No importa…
Mientras la mar siga en calma,
y desde aquí divise la costa,
podré respirar libertad,
imaginando que puedo escapar,
de una absurda realidad,
qué se dibuja en mi cabeza,
Como un puzle de un millón de piezas.