Tus cincuenta céntimos fueron preciosos.
Quizás fueron los más hermosos.
Sólo superados por el azul de tus ojos,
y por tus labios carnosos.
Fuiste lo mejor del día,
por tu belleza y simpatía.
La paz que me trasmitias,
le dio luz al resto del día.
Te prometi hacerte un poema,
y con más gloria que pena,
aquí te dejo estos versos,
y te dedico mil besos.