Cada lágrima que se tragan mis ojos
entra directa en mi alma,
y tú haces mal en conservar la calma,
ya no aguanto tus enojos,
ni estupideces varias.
Acabaré contigo lentamente,
por todas las espinas que has clavado
en lo más profundo de mi mente
y que ya me han desquiciado.
Vas a suplicar clemencia,
pero no la tendré contigo,
malgastaste mi paciencia.
ahora, seré yo tu castigo.