Deliciosa locura…
Dulce placer que aún perdura.
Triste esperanza…
Agonía que mi ser no alcanza.
Dejadme respirar bajo el mar,
qué al aire libre no puedo,
qué siento, que ya me muero
y no consigo escapar.
Al menos, dejad que ahora
se me escape una sonrisa,
que sea sincera y sin prisa.
Por saber que ya es la hora
de volver al mas allá.
De donde no debí marchar.
Donde ya no hay sufrimiento,
en donde recuperaré mi aliento.