Tal vez nunca vuelva a estar cuerdo,
pero abrazaré con pasión mi locura.
Intentaré dejar algún recuerdo
antes de que me mate esta tortura.
Si de verdad conservara algún amigo,
más de una vez habría estado conmigo.
Por tiempo ya no pueden decir que ha sido.
Ojalá pudiera mandarlos al olvido
y no recordar nunca más lo vivido:
¡Mentiras!
Mentiras de mis amigos
que me decían: deliras.
Y tanto me convencieron
que me lo terminé creyendo.
Nadie sabe cuanto acabé sufriendo.
Nadie sabe que estoy muriendo,
que poco a poco me estoy matando,
que aunque me desahogo cantando
dentro de mí hay un intenso dolor
para el que no existe medicación,
y aunque se empeñen en drogarme
y en intentar etiquetarme
sólo me están jodiendo más.
Ahora sí tengo una enfermedad.
La enfermedad de estar vivo
en este mundo podrido.
He perdido más de media vida
navegando en un mar de mentiras.
Ahora ya no sé qué es real.
Quizás morí y estoy en el infierno.
Hace mucho que nada es normal
pero insisten en que soy yo el enfermo.
Ahhhhhh!!!!!
Cobardes de medio pelo!!!!
Tened valor para matar
porque a mí mismo no puedo,
y aunque a veces lo deseo
juro que no lo voy a hacer,
porque estaba ciego y veo
y ahora sólo quiero mi placer.
Tal vez un día pueda perdonar
pero me habéis vuelto bipolar
y eso me quedará de por vida,
así que, me va a costar,
pues no es ninguna tontería,
porque a veces pienso en matar,
otras veces en el suicidio.
Y que es mejor?
Volar o acabar en presidio…
Igual lo sabe aquel doctor
que casi acaba conmigo
inflándome a medicación
igual que si fuera un castigo
para apagar mi razón.


Deja un comentario