Muriéndome en cada verso
consigo hallar vida.
Entre un millón de excesos
está la única salida.
Se acabaron los besos.
Esta es la despedida
de un maldito obseso.
Mi alma agradecida
a tanto «de ti me aprovecho»
por hacer ver su desdicha,
a tanto maldito necio
con quien malgasté mi vida
teniéndolos en mi pensamiento
mientras de mí se olvidan.

Hay tiempos de soñar
Hay tiempos de vivir
Hay tiempos de llorar
Hay tiempos de reir
Hay tiempos de escapar
Hay tiempos de fluir
Hay tiempos que comienzan
Hay tiempos que no existen
Hay tiempos que embelesan
Hay tiempos que que se finjen
Hay tiempos que son oro
Hay tiempos sólo plata
Hay tiempos para todo
Hay tiempo para nada

Si deseo cambiar el mundo
no puedo ser como los demás.
No puedo ser un corderito más.
Debo vivir cada segundo.
Psiconavegar profundo.
Aferrarme a mi verdad.
Cambiar tu mentalidad
con pensamientos profundos.
Dejar de ser iracundo.
Olvidar la vanalidad.
Gritar fuerte, ¡Libertad!.
Cuando sienta que me hundo
en mares nauseabundos,
comprender mi realidad:
Si deseo hallar felicidad,
debo hacerme vagabundo.

Hoy empiezo a contar mi historia.
Mi cabeza da vueltas como una noria .
Pero mantiene un orden preferente
desde que de mi vida estás ausente.

Desde que te fuiste o te eché de mi lado
noto que toda mi vida ha cambiado.
De pronto vuelvo a sentirme vivo.
Lo qué no pude sentir contigo.

No te culpo, es más, te extraño.
Pero me volviste un hermitaño
y reniego de ese destino,
aunque quiera andar solo el camino.

He vuelto a empezar a escribir.
He vuelto a querer hablar de mí.
Ya no pienso tanto en ti.
Así me siento más felíz.

De repente se han ido las penas.
Me intereso por otras piernas.
No busco en otras caras tu rostro.
No intento comerme cualquier rosco.

Pero sigo necesitando amor.
Poder ofrecerlo con pasión.
Poder dar y recibir ternura.
Aunque haya quién piense que es locura